jueves, 14 de febrero de 2008

"CHAMÁNAGERS"

"Gran parte de la planificación estratégica que he visto es como la danza ritual de la lluvia; no tiene efecto sobre las próximas lluvias, pero los que participan creen que sí". Esta frase es de Russell L. Ackoff. Casualmente me la comentó un buen amigo (y un Maestro en el oficio de entender los entresijos de los negocios) casi al mismo tiempo que un alumno de un curso de Dirección Estratégica nos habló del "Culto al Cargo". Mucha casualidad.
El culto al cargo es la explicación que sociólogos, etnólogos y antropólogos han encontrado al modo en que una mente primitiva logra entender hechos tecnológicos que le resultan incomprensibles, de cómo nos enfrentamos a realidades incomprendidas. Debemos aclarar que "cargo" se refiere a la "mercancía".
Durante la Guerra Mundial algunas tribus asentadas en islas del pacífico, y en la edad de piedra, entraron en contacto con tropas de ocupación. Las tribus observaban cómo paralelamente a una serie de rituales desplegados por sus extraños visitantes (corren, gritan, dibujan signos, visten todos igual, hablan a extrañas cajas de las que salen voces, es decir, diversos aspectos propios de la instrucción y actividad militar) aparecían en el cielo unos enormes y ruidosos pájaros que dejan caer "el cargo", es decir, cajas repletas de obsequios propios de dioses (comida enlatada, gafas de sol, ropa, linternas, es decir, el aprovisionamiento militar o cargo).
¿Cómo resuelven los jefes, sacerdotes y chamanes tribales el asunto? Pues estableciendo una relación causa-efecto concreta: los rituales desplegados por sus visitantes agradan tanto a los dioses que éstos les obsequian enviando regalos desde el cielo. Claro, cuando la guerra finaliza y los militares abandonan la zona, los dioses dejan de enviar sus obsequios. ¿Qué hacen los aborígenes? Imitar lo que veían hacer a los soldados: se pintaron el cuerpo del color de los uniformes, danzaban con palos al hombro como si fueran fusiles, construyeron "cajas parlantes" e incluso mantuvieron desbrozadas las pistas de aterrizaje. Evidentemente los dioses no les han correspondido aún, pero ellos siguen perfeccionando el ritual a la espera de un futuro regreso del maná divino.
Este ejercicio de interpretación de una realidad incomprendida no es tan lejano como podría parecer. Hay muchas organizaciones que son como tribus paleolíticas de la polinesia, con sus chamanes y todo. Estas tribus ven cómo otras (tecnológica u organizacionalmente más avanzadas) reciben el maná dorado de los beneficios empresariales. Y observan que dicho maná aparece como consecuencia de ciertos rituales empresariales que no terminan de comprender (llámese a estos rituales uso de Internet como canal de marketing, adopción de la gestión por procesos, lean manufacturing, CRM, seis-sigma, análisis del valor, networking, workflow, EFQM, gestión por competencias, coaching, outdoor training, etc.).
Entonces los chamanes-manager (los chamánagers) de estas paleolíticas organizaciones deseosos de agradar a los dioses y recibir el maná del beneficio, empiezan a imitar las danzas rituales de sus competidores. Danzan sin sentido y sin resultado. Refinan y sofistican la danza. Hacen que cada vez más gente dance y lo hagan cada vez mejor (lo llaman empowerment, evaluación del desempeño, gestión por objetivos o entregan una blackberry a los ejecutivos) y siguen sin obtener resultados. Y mientras los etnólogos empresariales estudian a estas raras tribus del paleolítico empresarial e informan de ellas diciendo "España está a la cola de productividad" o "España es el tercer país de la UE que menos desarrollado la Sociedad de la Información".